El álbum "Synthesist" de Harald Grosskopf es un clásico de la música electrónica, que evoca una emocionante era musical del pasado con la capacidad de emocionar aún hoy en día. Grabado mayormente por Grosskopf en solitario, este álbum comprende ocho canciones instrumentales que combinan melodías llevadas por sintetizadores y tambores, recordando el trabajo de artistas tales como Klaus Schulze y Tangerine Dream. Grosskopf descubrió su identidad musical tras experimentar con LSD en una sesión de jam en los años 70, dejando su papel como baterista convencional en bandas de rock. Este álbum es un testimonio de su liberación musical y su amor por la música electrónica.