Still House Plants - If I Don’t Make It, I Love U

Still House Plants

If I Don’t Make It, I Love U
Art Rock, Post Rock, Slowcore

8.3 / 10

Reseña
"Desde una sonoridad bastante ríspida, recurren a mínimos elementos instrumentales que se proyectan con gran contundencia, sus acercamientos al jazz y al post minimalismo, no dejan de ser la base del sonido crudo y áspero que acompaña al potente y desgarrado canto de Jessica Hickhie-Kallenbach."
Por: Gabriel Carrillo de Icaza

Still House Plants es un trio proveniente de Glasgow Escocia y afincado en Londres, formado hace poco más de una década y que desde 2015 han ido editando material de manera constante, y de 2017 para acá han editado cuatro álbumes, siendo este el que ha logrado posicionarlos ante una audiencia importante, pues llevaban ya rato siendo una de las promesas mejor auguradas dentro de la escena local. El grupo está conformado actualmente por David Kennedy en la batería, Finlay Clarke en la guitarra y la carismática presencia de Jessica Hickhie-Kallenbach en las voces, y con tal austeridad se desenvuelve toda su propuesta, pues en todo el álbum no hay asomo de ningún otra instrumentación.

Still House Plants

Para este tercer álbum que publican con la discográfica londinense Bison, estuvieron trabajando el año pasado en los estudios Lockdown con Shaun Crook, integrante del proyecto ambient-drone Imprints, que además de haberlos grabado en una sesión en vivo, ha trabajado con múltiples artistas de la talla de Chris Corsano, Wolf Eyes o Merzbow, quien se encargó de la grabación, ingeniería de audio y mezcla junto con su compañero de banda Darren Clarck, quien debuta como técnico en este álbum, mientras que la masterización corrió a cargo de Jason Goz, frecuente colaborador de Burial y Flying Lotus, por lo que ya desde aquí queda clara la intensión con que ha sido trabajado.

El grupo se desarrolla desde una sonoridad bastante ríspida, pues como ya habíamos indicado recurren a mínimos elementos instrumentales que se proyectan con gran contundencia, llegando incluso a disonancias propias de su afición por la improvisación libre, sus acercamientos al jazz y al post minimalismo, que si bien suelen quedar un tanto tamizados por la fachada post rock / Slowcore que tan bien les queda, no dejan de ser la base del sonido crudo y áspero que acompaña al potente y desgarrado canto de Jessica, quien en ocasiones recuerda a un eufórico Jeff Buckley, y en otras se muestra frágil y perdida entre violentas borrascas de ruido.

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