No tengo duda de que el saxofonista angelino Kamasi Washington es la figura más relevante y célebre en la escena de jazz contemporáneo mundial, alcanzando una categoría de estrella completamente inusual dentro de un círculo musical comúnmente considerado de culto tras publicar en 2015 The Epic, un descomunal tercer álbum que lo encumbró, toda una proesa para un álbum de jazz espiritual y post bop de tres horas, sin un solo tema comerciable, tres años mas tarde vendría un mucho mas accesible Heaven And Earth ya promocionado con videoclips de producción a lo figura del hip-hop, su status ya era otro.
Seis años mas tarde hay álbum nuevo, pero en el inter se mantuvo muy productivo llevando a cabo la música del documental de Michelle Obama, grabando un par de álbumes con Dinner Party y dos más con Throttle Elevator Music, conjuntos de los que forma parte, mostrando que puede alternar muy equilibradamente su papel dentro de los núcleos del jazz con la enorme celebridad de que actualmente goza, y esta misma ha determinado significativamente la elaboración Fearless Movement, que a diferencia de sus antecesores que el mismo componía, arreglaba y producía, está repleto de productores y compositores, a la usanza del pop contemporáneo.
Pero siendo honestos, no es este un disco radicalmente ajeno a su discografía, aunque en su propia descripción si apela a un cambio de intención al hacer un trabajo mucho mas terrenal, con trazas de hip-hop, de funk, de electrónica y con colaboraciones de celebridades como George Clinton o André 3000, artistas mucho menos mainstream como Battlecat, BJ The Chicago Kid y varios de sus compañeros del colectivo West Coast Get Down como Thundercat, Patrice Quinn o Brandon Colemann, con las que comparte la mitad del set, mientras que la otra mitad la desarrolla con su ensamble de siempre, concretando un álbum que frente la audacia de la que se sabe es capaz, se queda a la mitad, curiosamente incluso en duración.