De una fortuna apabullante ha resultado ser el fenómeno mediático en que se ha convertido la singularísima banda Alcalá Norte, proveniente del barrio madrileño de Ciudad Lineal, y que toma su nombre de un centro comercial de su localidad así como ha hecho de su emblemática torre la insignia con que el grupo se distingue gráficamente, pues aunque el colectivo ya hacía ruido en los circuitos underground, tras la publicación de sencillos previos a su álbum debut, todo se volvió un gran escándalo, siendo elogiadísimos y recomendados por figuras del pop español tan disímbolas como Mikel Erentxum o Rosalía, el sueño de cualquier primerizo.
Y lo cierto es que aunque una buena cantidad de escépticos aseguran que no pasarán de ser el “sabor del mes”, ni podrán rebasar la etiqueta de sobrevalorado que ya le han impuesto, el sexteto entiende muy bien las reglas para ser figuras públicas hoy día, muestra de ello es su cuenta de X que mantiene una tremenda actividad, sin embargo lo importante realmente es que tienen ganas de comerse el mundo y cuentan con lo necesario, y para muestra lo que tiene que ser, la placa editada por la discográfica euskera Balanuka, grabada en el estudio la cafetera y producido por Carlos Elías Caballero, que resulta a todas luces fulminante.
Lo que tenemos aquí es un disco con la urgencia de decirlo todo, de cagarse en todo, de incendiarlo todo, con frases que marcan como hierro: “La sangre del rico es pus…”, “¿acaso crees en Dios, Superman?...” Goebbels se mira en el espejo Y ve a muchos chicos con su corte de pelo Y un traje diseñado por él…”, y entre temas que van del punk melódico a la oscuridad new wave y al pop enérgico con la mejor colección de ganchos, estribillos indelebles y subidones listos para ser coreados puño en alto en festivales, muestran una ambición descarada, acompañada de enorme honestidad, rara conjunción que por lo pronto arroja un debut brillante.